Experiencia de la beca Sear:
Dr. Eduardo José Polania Barón

Junio de 2020

En tiempos de COVID-19: una visión de un becario en oftalmología

 

Todos conocemos la situación que se vive en el mundo en tiempos del COVID-19; países, ciudades, pueblos y hogares individuales han experimentado varios cambios.

A través de diferentes medios, los detalles son mostrados y dados a conocer por cada especialista en temas sociales, económicos, administrativos y de salud, que cada día dan su opinión sobre el tema de la pandemia.

Hay áreas de la salud, como la formación de médicos y especialistas, que requieren conocimientos tanto teóricos como prácticos, esto con el fin de obtener excelentes resultados reflejando médicos bien capacitados, para la atención de la especialidad en cada país.

Desde marzo de este año, se comenzaron a tomar todas las medidas de cuarentena en todos los países. Cabe mencionar que este mes es el inicio del año académico para becarios y residentes donde estoy realizando mi formación.

Fue un mes de suspenso, espera, donde la paciencia juega un papel muy importante, ya que con frecuencia me hacía preguntas como: ¿Qué pasará con la atención al paciente? ¿Qué pasará con la academia? ¿Qué pasará con nosotros (becarios y residentes)? ¿Qué pasará con el programa? ¿Qué pasará con la cirugía?

Fueron grandes preguntas al principio para mí y mis compañeros, ya que durante todo ese mes no hubo otro tema de conversación. Hablamos de ello en el comedor entre vecinos y compañeros. Estuvimos en manos del personal administrativo y la presidencia del Instituto quienes debían orientarnos y tomar decisiones en base a las recomendaciones de la OMS, los lineamientos de los CDC, así como a los líderes de la AAO y PAAO.

Mediante protocolos y para poder ingresar al hospital tuvimos que pasar por un cribado (temperatura, preguntas sobre síntomas y factores de riesgo relacionados con COVID-19). Fueron semanas en las que el número de residentes y becarios en el hospital se redujo hasta en 25%, turnándose en días, algunos de ellos semanas.

Cabe señalar que la atención al paciente se centró en un sistema de triaje telefónico y presencial diseñado en un área especial del Instituto. Esto obviamente hizo un cambio total en el hospital, los quirófanos solo se usaban para emergencias oftálmicas en cada subespecialidad.

El desayuno y el almuerzo ahora en el comedor estaban desolados porque estaba vacío, sin nadie con quien hablar; si veías a alguien que conocías te acercabas a saludar y luego recordabas que ni siquiera puedes tocarlo (el abrazo y el beso quedan en el aire). Ahora la rutina de un compañero y un residente se convirtió en una rutina diferente (se te acaba porque llegas tarde, no vuelves excepto por la mascarilla o el gel antibacteriano o la caja para guardar la mascarilla). Salir de casa implica una protección adecuada, pasar por el chequeo en el hospital, ponerse todo el equipo de protección (sudar debajo de ese equipo, desempañar las gafas, ponerse la mascarilla, incluso tomar café es complicado por todo lo que tienes puesto). Y luego, debes pensar que si te quitas todo eso, tendrás que ponértelo de nuevo porque es hora de comenzar tu turno con los pacientes.

Sí, la instrucción en el instituto y la práctica médica se redujeron tanto en los primeros días. Medidas que debían resolverse de alguna manera para que los residentes y becarios pudieran seguir ingresando al, porque luego de un tiempo todas las clases que habían sido suspendidas debían reanudarse virtualmente, permitiendo que los estudiantes continuaran su aprendizaje teórico sin comprometer los objetivos académicos del semestre.

Adicionalmente, la cirugía disminuyó para atender solo emergencias oftálmicas. Pero al ser un instituto dedicado a la oftalmología y de reconocimiento nacional en México, existe una gran cantidad de emergencias para todas las especialidades (córnea, retina, glaucoma y oculoplástica, entre otras), lo que permite continuar la formación quirúrgica de los becarios, no la misma cantidad de cirugía, pero es una educación continua adaptada a estos momentos del COVID-19.

Lo que estamos viendo poco a poco, cada vez que terminan las fases de cuarentena, es que estamos volviendo a la normalidad, retomando el servicio de cirugías programadas, pruebas diagnósticas para el manejo integral de los pacientes y por qué no decirlo, las ganas de volver pronto. para conocer, abrazar y celebrar todos esos encuentros que hemos prometido realizar con amigos y compañeros.

Eduardo José Polania Barón MD
Cartagena de Indias, Colombia
Beneficiario, Beca Sear 2020
Córnea, Becario de Enfermedades Externas y Cirugía Refrectiva, Instituto de Oftalmología Fundación Conde de Valenciana (México)