El ambiente en las clínicas fue emocionante y desafiante. Tanto los casos simples como los no tan simples fueron vistos y manejados con el máximo nivel de ciencia que he experimentado en mi carrera. Esto a cambio me llevó a emular esa increíble ética de trabajo. En casos más complejos, mantuvimos reuniones multidisciplinarias con neurología, neurocirugía, reumatología y otras especialidades y subespecialidades, y esas fueron las reuniones académicas más divertidas a las que he asistido.

Se animó a realizar investigaciones dentro del programa y contar con la aportación de varios doctores. instructores, me dio una mejor comprensión del método científico, el enfoque de la investigación clínica y la confianza para escribir mis ideas y hallazgos. Gracias a la Beca Gillingham pude presentar dos carteles en la Reunión Anual de la Sociedad de Neurooftalmología de América del Norte en marzo de 2020 y publicar mis proyectos de investigación.

Otro aspecto de la beca fue el intercambio cultural. Los Ángeles es una ciudad grande y diversa, en la que viven personas de todo Estados Unidos y el mundo. Muchos de los otros becarios eran de fuera de los Estados Unidos, incluido mi compañero Nicolás, que era de Chile. Tener tantas culturas diferentes en las clínicas y vivir en una ciudad con una vida tan abundante, solo mejoró aún más la experiencia.

Me siento agradecido de poder regresar a Colombia para enseñar todo lo que he aprendido durante el año pasado y ayudar a pacientes en una subespecialidad subdesarrollada en nuestro País. Me gustaría agradecer a la Asociación Panamericana de Oftalmología, la Fundación Panamericana y la Fundación para la Investigación de la Retina por esta increíble oportunidad.

Álvaro Mejía-Vergara, MD

Dr. Stacey Pineles, MD y Dr. Alvaro Mejia Vergara MD en su clínica.

Dr. Alvaro Mejia Vergara y Prem Subramanian MD PhD en la reunión AAO 2019